jueves, 14 de abril de 2011

Castigo colectivo a Awarta,cerca de Nablus.Liberan a joven (17)acusada de asesinato de Itamar.Awarta,young girl released,continue harrassment






Hoy 14 de abril 2011, un grupo de voluntarios internacionales participo de una marcha de protesta en Awarta, ciudad cercana a Nablus que esta siendo castigada y asediada por colonos de Israel y el ejercito desde que se cometiera el crimen de una familia de colonos en Itamar, asentamiento ilegal cercano a Awarte, el pasado 5 de marzo.
Hoy 14 de abril, coincidentemente con la marcha fue liberada Julia, una joven de 17 anios que habia sido arrestada hace una semana junto a sus hermanos y a sus padres.

El delito de Awarta es ser la población más cercana a la colonia israelí ilegal de Itamar, donde el 5 de marzo una familia judía fue asesinada brutalmente. Aunque hasta hoy se desconoce quién ha sido el autor del crimen, las autoridades israelíes dieron por descontado que se trata de una acción cometida por palestinos. No importa que no se haya encontrado una sola prueba, ni que ninguna organización palestina se haya atribuido el hecho.
Es difícil poner en palabras las escenas de indescriptible destrucción y violencia que hemos presenciado, y el terror que hemos visto en los rostros de las niñas y niños, de las mujeres, de los ancianos, de los jóvenes de Awarta, impotentes ante la impunidad y el avasallamiento de uno de los ejércitos más poderosos del mundo.

Awarta: hechos y cifras
Personas que permanecen detenidas: 71 (entre ellas un niño y dos mujeres mayores).
Personas arrestadas y conducidas a instalaciones militares israelíes en un mes: entre 600 y 700 (entre ellas, un periodista y 150 mujeres en la última incursión, 10/4/11).
Incursiones del ejército en la población: 6 en un mes.
Días con toque de queda en un mes: 12
Casas particulares allanadas: 1500.
Casas ocupadas por el ejército durante toda la noche: 30.

Procedimientos operativos:
- El ejército entra al pueblo generalmente durante la noche o a primeras horas de la madrugada, despertando a la gente con granadas de ruido, gas lacrimógeno e incluso munición bélica contra las casas (pudimos ver cientos de cartuchos de granadas y gas y los agujeros de balas en las paredes).
- Los soldados (entre 80 y 200) entran con gran violencia y allanan docenas de casas al mismo tiempo. Usan perros para rastrear que aterrorizan a los niños; hubo incluso casos de personas mordidas por los animales.
- Las personas son sacadas de su casa en ropa de dormir mediantes gritos, amenazas y culetazos, y obligadas a permanecer al frío de la intemperie durante muchas horas o toda la noche; no se les permite abrigarse, ni siquiera a niños y niñas. Algunos hombres jóvenes son encerrados en el baño o en una habitación de la casa e interrogados con uso de violencia durante horas antes de llevárselos detenidos.

Arrestos:
- Los hombres -en grupos de 20, 40 o más- son esposados y encapuchados; en los últimos arrestos, también las mujeres fueron tratadas así y llevadas a la base militar de Huwwara por personal masculino, lo cual significa una doble violencia en esta cultura.
- Jóvenes y hombres han sido llevados a prisiones israelíes y mantenidos durante semanas o un mes sin ninguna acusación ni explicación. Muchos fueron liberados sin cargo alguno, pero unos 71 permanecen detenidos.
- Por primera vez también un centenar de mujeres fueron arrestadas a medianoche el pasado 10 de abril, y llevadas junto con los hombres a la base militar de Huwwara, sin que interviniera personal militar femenino. Algunas de ellas estaban amamantando y otras con sus hijos pequeños; todas fueron mantenidas al frío durante toda la noche. Para la cultura musulmana palestina, esto significa una violencia incalificable.
- El 12 de abril, una familia entera de 20 integrantes fue sacada de la cama a las 2 AM y mantenida a la intemperie bajo el frío hasta las 6 AM. A esa hora les permitieron entrar a la casa, pero fueron encerradas en una habitación durante ocho horas. Mientras tanto, su casa y sus pertenencias fueron destruidas y vandalizadas.
Daños físicos y psíquicos:
- Las personas fueron golpeadas brutalmente por los soldados en los hombros, brazos y espalda. A un joven le quebraron el brazo de un culatazo y tuvo que ser hospitalizado.
- Los niñas y niñas están en shock y traumatizados después de haber presenciado tanta violencia sistemática y reiterada en su propio hogar y hacia sus familiares, durante un mes. Sus casas han sido destruidas, saqueadas y vandalizadas. Tienen trastornos de sueño y de apetito, y claramente necesitan atención sicológica inmediata.
- El 12 de abril, una de las mujeres que fue obligada a permanecer a la intemperie durante toda la noche y estaba embarazada, empezó a sangrar. Le permitieron llamar a su médico, quien pidió llevarla en ambulancia a Nablus, pero la ambulancia tuvo que esperar dos horas hasta que fue autorizada a entrar en Awarta. Otra mujer, también descompensada, fue llevada al hospital. Las dos fueron atendidas y se recuperan, pero continúan visiblemente traumatizadas.
Daños materiales:
- Todo tipo de pertenencias han sido completamente destrozadas en las casas allanadas: mobiliario, artefactos de baño y eléctricos (lavadoras, heladeras, computadoras, etc.), instalaciones eléctricas arrancadas del techo y paredes, paneles solares destrozados, etc. En la cocina, tanto utensilios como equipamiento, y también alimentos almacenados fueron destruídos o arruinados: barriles y bolsas de harina, aceite, azúcar, arroz fueron derramadas por el piso o sobre ropa y mobiliario.
- En algunas casas los soldados entraron a allanar hasta 6 veces en un mes, y en todos los casos,absolutamente todas las pertenencias fueron dañadas y destrozadas. Nada quedó en su lugar; los destrozos y el caos reinaban en todas las habitaciones de la casa, sin excepción. Las familias perdieron todo lo que tenían.
- Los soldados robaron importantes sumas de dinero, teléfonos celulares, docenas de tarjetas de memoria y otras pertenencias de valor.
“El castigo colectivo está prohibido (artículo 50 del Reglamento de La Haya, 1907). El IV Convenio de Ginebra prohibe claramente al poder ocupante castigar a un grupo entero por las acciones de individuos, si los miembros del grupo no son responsables de ellas. Ninguna “persona protegida” [según las leyes de la ocupación] puede ser castigada por una ofensa que no cometió personalmente, y “los castigos colectivos, así como otras medidas de intimidación o terrorismo están prohibidos” (Art. 33 del IV Convenio de Ginebra)”. Diakonia Suecia (Guía fácil sobre Derecho Internacional Humanitario en los Territorios Palestinos Ocupados)
Es indudable que estas acciones nada tienen que ver con una investigación criminal profesional y de acuerdo con estándares aceptables para dar con los autores del crimen de Itamar. Se trata sencillamente de una política de castigo colectivo impuesta arbitraria y gratuitamente sobre la población palestina. Esa política se manifiesta en este momento con particular violencia e intensidad en Awarta, pero no es un hecho aislado: es parte de un sistema perverso cuya única finalidad es hacer la vida de la población palestina insoportable y miserable, a fin de que se vayan del territorio que Israel ocupa desde 1967 y que pretende apropiarse definitivamente.
El juego no puede ser más claro: mientras el ejército mantenía encerrada a toda la población de Awarta mediante el toque de queda, los colonos de Itamar bajaron la colina armados y empezaron a atacar las casas aisladas del pueblo. Y -como suele suceder- instalaron un campamento en tierras privadas palestinas. Es la forma en que habitualmente se inicia el proceso de apropiación: primero instalaciones precarias protegidas por el propio ejército israelí para mantener alejados a los palestinos dueños de la tierra, y luego de generar ‘hechos consumados’ comienza la construcción de viviendas, instalaciones productivas y todo lo que constituye un “outpost” (vocabo en inglés que designa las expansiones de las colonias).
Esa es la verdadera cuestión detrás de los operativos militares, la propaganda sobre el terrorismo palestino y la necesidad de seguridad de Israel, y todas las fachadas visibles de la ocupación: el objetivo final es la apropiación de más y más territorio palestino para continuar con la expansión de las colonias.

English.-
Late on Thursday afternoon sixteen year old Julia Manzen Awwad arrived back to the village of Awarta, following her release from Israeli military prison. She had been detained for five days after being arrested by force during an army raid on her family home in the early hours of Sunday morning. Upon arrest Julia was taken blindfolded and bound by her wrists and ankles to the military base at Huwwara, where she was detained for a night. She was then transferred to a military prison.
During her detention Julia was denied basic human rights and prevented from contacting either her family or a lawyer. Instead she was confined to a dark room and intensively interrogated about the murders of the Fogel family at Itamar, the nearby illegal settlement. Julia described being woken at regular intervals and asked the same questions repeatedly. Confused and frightened she answered that she knew nothing, only to be met with aggressive retorts accusing her of lying.
Ill treatment and abuses included the refusal of her request for a doctor when experiencing stomach pains, being fed food she described as fit for animals, and being handcuffed and marched to the toilet furthest from her cell. At times she was not even allowed to use the toilet. Prior to her release Julia was coerced into signing a document she could not understand and had wires attached to various parts of her body during a lie detector test.
Whilst Julia was welcomed by her mother, Noaf, and extended family members, she spoke of the sorrow she felt returning to her house as her brothers, George (20) and Hakim (17), along with their father, Mazen, still remain in custody. Her mother, who was also detained in the raid last weekend, was released on Monday.
Earlier in the day a demonstration organized by a local Palestinian womens group marched through Awarta in protest at the barbaric treatment of the community at the hands of the Israeli army over the last month. In a show of solidarity it finished outside the homes of other members of the Awwad family, which were ransacked and destroyed by soldiers in a raid last Monday night.
Since the brutal murder of five family members in Itamar settlement at the beginning of March the villagers of Awarta have been subjected to near continuous incursions by the Israeli army. Men and women, some in their 80s, and children, some as young and 14, have been arrested. Whilst many have been released after a few days, others, mainly men, remain in detention. On these early morning raids, the army fire sound grenades through windows prior to forcing their way into homes and brutalizing the occupants – regardless of age.

No hay comentarios:

Publicar un comentario